Divisiones sociales y polarización, el materialismo y el Islam

El Islam y las escuelas del pensamiento

Profesor Ayatola Murtada Mutahhari

Aunque la sociedad tiene un tipo de unidad, se divide internamente en diferentes grupos, estratos y clases, que ocasionalmente se oponen uno al otro. Algunas sociedades se subdividen y se generan polos conflictivos, a pesar de su aparente unidad. Así, en palabras de filósofos musulmanes, un específico tipo de “unidad en la pluralidad y pluralidad en la unidad” gobierna las sociedades. En los primeros capítulos, en tanto discutimos la naturaleza de la unidad de la sociedad, hemos detallado el tipo de unidad de que se trata. Ahora discutiremos la naturaleza de la pluralidad inherente.

Hay dos teorías bien conocidas con respecto a este problema.

La primera es la filosofía del materialismo histórico y las contradicciones dialécticas. Esta teoría, que será discutida en detalle más adelante, se basa en el origen de la propiedad privada. Las sociedades en que la concepción de la propiedad privada no existe, son básicamente unipolares, como son las sociedades comunistas primitivas o esas sociedades comunistas que probablemente serían estructuradas en el futuro. Una sociedad en que existe el derecho a la propiedad privada, es, por necesidad, bipolar. Por ende, la sociedad es o bien unipolar o bien bipolar. No hay una tercera alternativa posible. En las sociedades bipolares los seres humanos se dividen en dos grupos, es decir, en explotadores y explotados.

Excepto estos dos campos opuestos, es decir, el grupo de los gobernantes y el grupo de los gobernados, no existe tercer grupo alguno. Todos los modos sociales, como son la filosofía, la moral, la religión y el arte, también se pueden dividir de acuerdo al carácter de clase de los dos grupos. Hay, por tanto, dos tipos de filosofía, moral, religión, etc., cada una de las cuales lleva el carácter de clase económica específica de cada grupo. Hipotéticamente, si sólo hay una filosofía, una religión y una moral prevaleciente en una sociedad, ello también representa el carácter de una de estas dos clases y se impone sobre la otra. Pero es imposible imaginar la existencia de una filosofía, un arte, una religión o una moral exterior, teniendo un carácter independiente de la estructura económica de la sociedad.

De acuerdo a la otra teoría, la característica unipolar o multipolar de la sociedad no tiene nada que ver con el principio de propiedad privada. Los factores sociales, ideológicos, culturales y raciales son, asimismo, responsables de ocasionar las sociedades multipolares. Los factores culturales e ideológicos, en particular, juegan el rol básico. No son solamente capaces de producir sociedades multipolares o bipolares —con polos contradictorios ocasionalmente— sino que también pueden crear una sociedad unipolar sin abolir necesariamente la institución de la propiedad privada.

Ahora tenemos que discutir la visión del Corán respecto a la pluralidad de la sociedad. El Corán, ¿afirma o niega la pluralidad social?, ¿cuál es su punto de vista respecto a la polarización de la sociedad? ¿Afirma el Corán la bipolarización de la sociedad sobre la base de la propiedad y la explotación o presenta otro punto de vista? El mejor método para determinar el punto de vista coránico, nos parece que es citar la terminología social usada en el Corán. Y así a la luz de la naturaleza y sentido del idioma coránico podremos inferir la posición del Corán respecto a esta cuestión.

La terminología social usada en el Corán es de dos tipos: algunas de las palabras se relacionan con un fenómeno social particular, como son “millah” (comunidad), “shari’ah” (Ley Divina), “shar’ah” (camino), “minhay” (método), “sunnah” (tradición) y otras parecidas. Estos términos no son relevantes para la presente discusión. Algunas expresiones se refieren a determinados grupos, tales: “qawm” (pueblo), “ummah” (comunidad), “nas” (género humano), “shu’ub” (personas), “qaba’il” (tribus), “rasul” (mensajero, apóstol), “nabi” (profeta), “imam” (líder), “wali” (guardián), “mu’min” (creyente), “kafir” (infiel, descreído), “munafiq” (disidente, hipócrita), “mushrik” (politeista), “mudhabdhab” (indeciso), “muhaÿir” (emigrante), “muÿahid” (guerrero), “sadiq” (veraz), “shahíd” (testigo, mártir), “muttaqi” (piadoso), “salih” (virtuoso), “muslih” (reformador), “mufsid” (corruptor), “amir bil ma’rúf” (quien ordena obedecer las disposiciones de Dios), “náhi ‘an al-munkar” (quien prohíbe las obras o actos ilegítimos o indecentes), “alim” (erudito), “nasih” (amonestador), “zalim” (cruel, opresor, injusto), “jalifah” (delegado), “rabbani” (Divino), “rebbi” (rabino), “kahin” (sacerdote), “ruhban” (monje), “ahbar” (escriba judío), “Yabbar” (tirano), “ali” (sublime), “musta’li” (superior), “mustakbir” (tirano, orgulloso), “mustad’af” (tiranizado, oprimido), “musrif” (pródigo, dadivoso), “mutraf” (opulento), “taghut” (ídolos), “mala” (caudillo), “muluk” (reyes), “ghani” (rico), “faqír” (pobre, necesitado), “mamluk” (el gobernado), “malik” (propietario, amo), “hurr” (libre, liberado), “abd” (esclavo, siervo), “rabb” (amo, señor), entre otras. Además, hay otras palabras que aparentemente son similares a éstas, como son: “musalli” (quien reza), “mujlis” (sincero, devoto), “sadiq” (leal, fiel), “munfiq” (caritativo), “mustagfir” (quien pide el perdón de Dios), “ta’ib” (penitente), “abid” (adorador), “hamid” (quien suplica), entre otras.

Pero estas palabras han sido usadas solamente con el propósito de describir tipos de conductas y no para referirse a ciertos grupos sociales, polos o clases.

Es esencial estudiar la connotación y sentido de los versículos en los que se usan los términos referidos anteriormente, en particular las palabras relacionadas a orientaciones sociales. También debe verse si los términos mencionados pueden ser divididos en dos grupos distintos y en función o referido a que se haría esa división. Por ejemplo, ¿pueden ser todos ellos clasificados en el grupo de creyentes y en el grupo de infieles, de acuerdo a la clasificación basada en la creencia religiosa, o en el grupo de los ricos y en el grupo de los pobres, de acuerdo a su posición económica? En otras palabras, debe analizarse si estas divisiones se basan en definitiva en alguna clasificación primaria y si todas las otras subdivisiones son esencialmente secundarias y relativas, o no. Si solamente hay una división principal, tiene que ser determinada

Algunas personas aseguran que la visión coránica sugiere una sociedad bipolar. Dicen, basándose en el Sagrado Corán, que la sociedad se divide en dos clases: una gobernante, dominante y explotadora y otra de gente gobernada, explotada y sometida. La clase gobernante se compone de aquellos a quienes el Corán llama “mustakbirin”, es decir, los explotadores y opresores arrogantes. La clase sometida la forman quienes son llamados por el Corán “mustad’afin” (débiles, desposeídos). Todas las otras divisiones tales como “mu’min” (creyente) y “kafir” (infiel), “muwahhid” (monoteísta) y “mushrik” (politeísta), “sálih” (virtuoso) y “fásid” (corrupto), son de naturaleza secundaria. Ello significa que es la tiranía y la explotación la que lleva a la infidelidad, la idolatría, la hipocresía y otros males, mientras que, por otra parte, el sometimiento a la opresión y la explotación encamina hacia el “iman” (fe), “hiÿrah” (migración), “ÿihad” (lucha), “salah” (rectitud), “islah” (reforma) y otras cualidades parecidas. En otras palabras, todas las cosas que en el Corán son consideradas como desviación y aberración de la religión, la moral y las actitudes, se enraízan en la práctica de la explotación y los privilegios económicos de una clase. Similarmente, la práctica e implantación de los actos y actitudes morales y religiosas prácticamente aprobadas y enfatizadas por el Corán, yacen en la condición de ser explotado. La conciencia humana está naturalmente determinada por las condiciones de la vida material. Sin cambiar la vida material de un pueblo, no es posible efectuar un cambio en su vida física, espiritual y moral. De acuerdo a este punto de vista el Corán percibe los conflictos sociales básicamente como conflictos de clase. Ello significa que el Corán da prioridad esencialmente a la lucha social y económica frente a la lucha moral. De acuerdo a esta interpretación, en el Corán, los infieles, hipócritas, idólatras, los moralmente corruptos y los tiranos, provienen de los grupos que el Corán denomina “mutraf” (opulentos, ricos), “musrif” (extravagantes, derrochadores), “mala” (camarilla gobernante), “mulúk” (reyes), “mustakbirin” (arrogantes), etc. No es posible que esos grupos surjan de la clase opuesta.

De la misma forma, dicen que los profetas (anbiiá), mensajeros (mursalun), líderes (a’immah), defensores de la verdad (siddiqún), mártires (shuhadá), combatientes (muÿahidún), y creyentes (mu’minún) emergen de entre la clase de los oprimidos y pobres. No es posible que surjan de la clase opuesta. Así resulta que “istikbar” (tiranía y arrogancia) o “istid’áf” (debilidad o condición de ser oprimido) es lo que moldea principalmente y encauza la conciencia social de la gente. Todos los otros modos sociales son manifestaciones y productos de la lucha entre explotadores y explotados, entre opresores y oprimidos.

De acuerdo a este punto de vista el Corán no considera solamente los dos grupos de gente mencionados arriba como una manifestación y expresión de la división de la sociedad en clases —la de los “mustakbirin” y la de los “mustad’afin”— sino que también divide los atributos y disposiciones humanas en dos conjuntos. La veracidad, la clemencia, la sinceridad, el ser servicial, la comprensión, la compasión, la misericordia, la piedad, la generosidad, la humildad, la simpatía, la nobleza, el sacrificio, el temor a Dios, ente otras cosas, constituyen un conjunto de valores positivos. Por otra parte, la falsedad, la traición, la hipocresía, la sensualidad, la crueldad, la estupidez, la avaricia, el orgullo, la insensibilidad, el libertinaje, etc., constituyen otro conjunto de valores que resultan negativos. El primer conjunto de atributos se adscribe a la clase oprimida y el segundo conjunto se considera que caracteriza a los opresores.

Por ende, dicen que la opresión y el sometimiento no solamente dan nacimiento a grupos opuestos sino que también son el origen del conflicto de hábitos y cualidades morales. La posición de una clase ya sea como opresora o como oprimida es la base o fundamento no sólo de todas las actitudes humanas, lealtades y preferencias, sino también de todas las manifestaciones y fenómenos sociales y culturales. La moral, la filosofía, el arte, la literatura y la religión originada en la clase de los opresores siempre manifiestan y representan su carácter y posición social. Apoyan y justifican el status quo y provocan la decadencia y el estancamiento, deteniendo el progreso social. Por otra parte, la filosofía, el arte, la literatura y la religión que se originan en la clase de los oprimidos resultan dinámicas y revolucionarias, es decir son generadoras de una nueva conciencia. La clase de los opresores, es decir los “mustakbirin”, debido a su hegemonía en los privilegios sociales, es oscurantista, tradicionalista y busca mantenerse a la sombra protegida por las tradiciones y costumbres, mientras que la clase de los oprimidos es visionaria, anti-tradicionalista, progresista, activa, entusiasta y está siempre a la vanguardia de la revolución.

En resumen, de acuerdo a los defensores de esta teoría, el Corán sostiene la visión de que realmente es la estructura económica de una sociedad la que forma al hombre, determina su identidad como grupo y sus actitudes y pone los fundamentos de su pensamiento, moral, religión e ideología. Esa gente cita algunos versículos coránicos para mostrar que lo que ellos dicen está completamente basado en el Corán.

De acuerdo a este punto de vista, el compromiso con una clase en particular es la medida y prueba de todas las cosas. Todos los creyentes deben ser evaluados por esta norma. Las afirmaciones y aseveraciones de un creyente, un reformador e incluso de un profeta o líder espiritual, pueden ser confirmadas o rechazadas solamente por medio de esta prueba.

Esta teoría en realidad es una interpretación materialista tanto del hombre como de la sociedad. No cabe ninguna duda que el Corán da una importancia especial a la obediencia social de los individuos, pero, ¿significa ello que el Corán haga todas las distinciones y clasificaciones sobre la base de las clases sociales? En mi opinión, tal interpretación de la sociedad, el hombre y el mundo, no es coherente con la visión islámica del mundo. Esta es una conclusión extraída de un estudio superficial de los problemas discutidos en el Corán. De todos modos, dado que discutiremos esta cuestión completamente en un capítulo posterior relacionado con la historia, bajo el título “¿Es la Historia materialista por naturaleza?”, me abstendré de un mayor desarrollo aquí.

Extraído del libro SOCIEDAD E HISTORIA Desde la visión del Islam y otros pensamientos; Editorial Elhame Shargh

Todos derechos reservados. Se permite copiar citando la referencia.

www.islamoriente.com; Fundación Cultural Oriente

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