No abstenerse de pensar

La ciencia moderna ha matado a Dios, educando a las nuevas generaciones en la vanidad y la vulgarización

Por Profesor Mortada  Mutahhari

En realidad, lo que asfixia a la Verdad y deshumaniza al mundo es la incapacidad humana de comprender. Si la Ciencia moderna es la que ha creado las condiciones anormales y decepcionantes que sufre la juventud, es que ella misma es anormal y decepcionante. La Ciencia moderna ha matado a Dios educando a las nuevas generaciones en la vanidad y la vulgarización. Este cielo azul, ilusorio en cuanto error de óptica y desmentido por la visión del espacio interplanetario, es sin embargo, un reflejo adecuado del cielo de los ángeles y los bienaventurados. El error es creer que la «ciencia» posee, por el simple hecho de sus contenidos objetivos, el poder y el derecho de destruir mitos y religiones y, que es, una experiencia superior.

Demasiadas personas ya no saben siquiera lo que es una idea, lo que es un valor o su función; ni siquiera sospechan que siempre ha habido teorías perfectas y definitivas y que no hay nada que añadir a los sabios antiguos, como no sea nuestro esfuerzo para comprenderlos. Los seres humanos no pueden (o no deben) abstenerse de pensar, y al pensar, uno se inclina (y escoge) una doctrina. El hastío, la falta de imaginación y el orgullo infantil de una juventud desengañada y materialista que no quiere oir hablar de religión ni de filosofía ni de ningún tipo de doctrina, que siente que todo está agotado, es lo que abunda en Occidente. Esto es una deformación mental. Sólo son sensibles a «lo nuevo». El poder humano es limitado. Su indigencia sobrepasa a su poder y su insatisfacción a su deseo. La mayoría de los individuos viven en el desencanto y la insatisfacción es su suerte cotidiana. ¿Dónde puede encontrar el hombre la felicidad? ¿La felicidad es algo que proviene del interior del alma o del exterior, o de ambos, y en qué proporción? Aquellos que focalizan su atención en las fuentes exteriores a ellos mismos, suponen erróneamente que toda la alegría de la vida reside en ello, no siendo capaces de reconocerse como seres humanos. No pueden considerar la vida en el interior de sí mismos como fuente de alegría, placer y felicidad. Su regocijo reside en una copa de vino, la discoteca. Rumi, describiendo al hombre dice: «Tú eres el símbolo de la existencia, ¿por qué buscas la destrucción?

¿Tiene la vida un objetivo?

En la frase del Sagrado Corán: «Dios es la luz de los cielos y de la tierra» (24:35), la palabra Dios no es lo que Aristóteles llama la Causa Primera, concepto éste que es diferente del que tiene de Dios el Islam. Su Dios (el de Aristóteles) está separado y es extraño al Universo. Pero el Dios del Islam, cuando se escucha la frase: «Él es el Primero y el Último, el Manifiesto y el Oculto» (57:3) nos da enseguida una visión diferente del Universo. Comprenderán entonces ustedes el significado de todas estas genuinas y puras cualidades que residen en ustedes mismos y llegarán a la conclusión de que existe en la vida un objetivo. Verán que son un destello de luz, y que existe todo un mundo de luz, y si ustedes son una gota de dulce agua es porque un océano infinito de dulzura existe allí y un rayo de Su Luz está en nuestro interior.

La libertad espiritual

La libertad es uno de los requisitos de la vida y la evolución y es una de las mayores necesidades de las criaturas vivientes, sean ellos plantas, animales o seres humanos. La diferencia entre sus libertades reside en sus diferencias de estructura. Los seres humanos necesitan de una libertad que está más allá de la de las plantas y los animales. Toda cosa viviente debe crecer y encontrar la plenitud y perfección, no puede permanecer estacionaria, estática. Los sólidos inanimados no crecen y no tienen necesidad de libertad. Pero las criaturas vivientes necesitan tres cosas para su crecimiento y evolución: nutrición, seguridad y libertad. La nutrición se compone de cierto número de factores que requieren las criaturas vivas para su crecimiento. Por ejemplo una planta necesita del suelo y del agua, así como de las luz y del calor a fin de crecer. Un animal necesita de alimento y otras cosas. Un ser humano necesita las mismas cosas que las plantas y los animales, más una serie de otras necesidades que vienen después de la nutrición que las encabeza, todas las cuales son como alimento para ese ser. El requisito siguiente de un ser viviente debe ser la seguridad. ¿Qué significa seguridad? Significa ser capaz de mantener los medios y el equipamiento necesario para

la vida. El no ser privado de ellos por un enemigo o un poder extraño. A continuación de su nutrición, el ser vivo necesita seguridad a fin de preservar su vida, su riqueza, salud y pertenencias, poniéndolas a salvo de la agresión. La tercera necesidad es la libertad. ¿Qué significa libertad?

Significa la ausencia de obstáculos en el camino del crecimiento. Por ejemplo, en el crecimiento de una planta, además de otros requisitos, debemos proveerle de un ambiente adecuado para ella y remover de allí todos los obstáculos. De esta manera cada ser viviente necesita libertad parta su crecimiento y evolución, pero, ¿qué es exactamente esta libertad? Es la ausencia de barreras. Las personas libres son aquellas que combaten contra los obstáculos puestos en el camino de su crecimiento y perfección. Ellos no se someten a los obstáculos. Debemos ver ahora qué tipos de libertad hay. El ser humano es una criatura peculiar, y además de su vida social, constituye un ente complejo en su vida individual. Los seres humanos son bastante diferentes de otros seres vivos como las plantas y los animales, pues tienen algunas otras necesidades que pueden ser divididas en dos tipos. Una de ellas es la libertad social. ¿Qué significa esto? Significa tener libertad en su relación con otros individuos de la sociedad, para que ellos no le obstaculicen su crecimiento, no los aprisionen para restringirle su actividad, no los exploten o esclavicen, no exploten sus facultades físicas y mentales en su propio interés. Esta es la llamada libertad social que puede dividirse a su vez en varios tipos. Uno de los mayores problemas de los seres humanos a lo largo de la historia ha sido precisamente este abuso de poder por parte de hombres o grupos más poderosos que los subyugaban y esclavizaban a fin de gozar de la totalidad de los frutos de su vida y trabajo.

¿Saben ustedes lo que significa explotación? Significa apoderarse de los frutos del esfuerzo de otros. En el Sagrado Corán, uno de los propósitos explícitos de los Profetas ha sido el de ofrecer a la humanidad la libertad social y liberarla del avasallamiento mutuo. El Corán es un libro maravilloso. Algunas ideas florecen en un período particular mientras que otras pierden su fuerza en otra época. Pero esto es completamente diferente con el Sagrado Corán, porque sus ideas y palabras poseen un brillo permanente y por eso tiene un carácter ético y milagroso. Un ejemplo de ello es esta idea de la libertad social. No creemos que se pueda encontrar, en ningún lado y en ninguna época, una consigna acerca de este asunto que sea más vívida y sugerente que la que encontramos en el Corán. Incluso este libro (revelado hace catorce siglos), no ha tenido rival en los últimos tres siglos en que el tema central de los filósofos ha sido constantemente la libertad. Esta es la afirmación de la que hablamos:

«Di (Profeta): ‘¡Gente del Libro!, convengamos en una afirmación aceptable para nosotros y vosotros: que no adoraremos a nadie salvo a Dios y que no le asociaremos nada, y que no nos tomaremos unos a otros como señores en lugar de Dios’» (3:64).

¿Cuál es la consigna? Consiste en dos afirmaciones: la primera es que nada debe ser adorado salvo el Dios Único, ni Jesús ni ningún otro, ni el diablo, deben ser adorados. Solamente Dios. La segunda es que «nadie debe ser tomado como señor o esclavo de otro». Esto significa la abolición de todo tipo de servidumbre y sistema de explotación; significa la abolición del explotador y del explotado. Esta afirmación anula la desigualdad (en el orden de los derechos y responsabilidades sociales), y elimina el derecho al avasallamiento. Este no es el único versículo acerca de este asunto en el Sagrado Corán, hay muchos de ellos, pero como deseo ser breve mencionaré solamente unos pocos. El Sagrado Corán, citando a Moisés (P) en su argumento contra el Faraón, menciona las afirmaciones de este último: «Dijo (Faraón): ‘¿No te hemos educado (a tí Moisés), cuando eras niño, entre nosotros? ¿No viviste durante años entre nosotros? Y luego hiciste lo que hiciste, eres uno de los desagradecidos’» (26:18-19). Y Moisés responde: «Dijo (Moisés): ‘¿Es esta una gracia que me has hecho, tú que has esclavizado a los hijos de Israel?’» (26:22)

El Faraón le decía a Moisés: «Eres un hombre que creció en nuestra casa, que comió en nuestra mesa y cuando creciste cometiste el crimen de matar a un hombre» (todo esto iba dirigido a que Moisés se sintiera obligado a respetar a Faraón). Pero Moisés respondió: «¿Debo permanecer en silencio cuando sojuzgas y esclavizas a mi pueblo, solamente porque he crecido en tu casa? He venido a salvar a tus esclavos».

El mundo actual también considera la libertad social como algo sagrado, y si han leído la Declaración Universal de los Derechos Humanos habrán comprendido que la causa principal de todas las guerras, baños de sangre y desgracias en el mundo se origina en que algunos individuos no respetan la libertad de sus semejantes. ¿Está la lógica de un Profeta tan alejada de la lógica moderna? ¿Es sagrada la libertad? Sí, es sagrada y mucho más también. Otro tipo de libertad es la libertad espiritual. Tanto la libertad social como la espiritual son sagradas, y la primera no es posible sin la última. El problema con la moderna sociedad humana es que trata de salvaguardar la libertad social sin procurar la libertad espiritual. En realidad, no tiene capacidad para hacerlo, dado que la libertad espiritual sólo se obtiene a través de la profecía y los profetas y por medio de la fe en los Libros revelados.

¿Qué es la libertad espiritual?

Internamente y espiritualmente el ser humano puede sentirse libre o esclavizado. Puede ser un esclavo de su codicia, de sus pasiones, de su ira, de sus excesos o puede ser libre de todos estos vicios. Una persona que merezca llamarse humana es aquella que es socialmente libre y que rechaza la humillación, el servilismo y que preserva la libertad social y la ética. Tal persona debe preservar además su conciencia, su espíritu y su inteligencia libres. Este tipo de libertad es llamado en religión auto-purificación o virtud.

¿Quién es entonces un verdadero emancipador o liberador en el mundo?

Les leeré un discurso de ‘Ali (P) para que tengan una idea de su generosidad y espiritualidad. El discurso es algo largo y está vinculado a los derechos mutuos entre el gobernante y los ciudadanos, unos respecto de otros. Allí, ‘Ali -como gobernante- aconseja a su pueblo sentirse libres respecto a el y no considerar a sus gobernantes superiores a ellos mismos. Dice: «No uséis para conmigo las expresiones que usáis para con los tiranos, ya que con ellas podríais humillaros a vosotros mismos y engrandecerme». Él pretendía que se dirigieran a él como lo hacían con la gente común. Dijo: «Si por casualidad lo encuentran enojado (al gobernante) y mal dispuesto, no deben desanimarse: preséntenle libremente sus objeciones». Y continúa diciendo que «los gobernados no deben estar de acuerdo (por fuerza) con toda palabra o acción de quien los gobierna, ni tampoco suponer que sus objeciones verdaderas le resultarán demasiado pesadas a quien los dirige». Por el contrario, quien tiene la responsabilidad de gobernar debería estar bien dispuesto a escuchar la verdad y la crítica justa. Sigue diciendo ‘Ali (P) que, aunque él es el gobernante y califa y ellos sus súbditos, no deberían elogiarlo ni adularlo. Y finalmente sienta el principio general de que «el hombre que no puede soportar escuchar la verdad, encontrará más difícil aún el actuar correctamente». Para concluir con su discurso ‘Ali (P) hace un pedido: «No me privéis de una palabra justa o de un consejo equitativo». Este es el ejemplo de un hombre perfecto, un hombre espiritualmente libre mientras disfruta de la jerarquía del gobernante con lo que puede garantizar la libertad social a los demás.

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